Alcazaba de Málaga

La Alcazaba desde el Puerto.

La Alcazaba de Málaga. Se encuentra en la parte más alta el Castillo de Gibralfaro. Fue una fortificación de la época musulmana. Fue construida por Badis-Maksan y completada por el emir Abderrahman I, entre los años 756 y 788. En 1065, pasó a manos del Reino de Granada, cuyos reyes también la engrandecieron. El edificio fue reformado entre los siglos XIII y XVI, produciéndose una fusión con el de castillo de Gibralfaro. Hasta ese diseño creado en el siglo XI, la colina de la Alcazaba debió contar con una edificación que actuo desde las perspectivas de la defensa del territorio y también como espacio habitacional pero sin esa personalidad que a partir del XI se patentiza en las fuentes. Estamos, pues, ante una construcción de marcada singularidad y complicada evolución histórica y topográfica.

Entrada principal a la Alcazaba de Malaga

Historiadores musulmanes afirman que fue el rey de taifas bereber de Granada, Badis ben Habús, quien ordenó construir la Alcazaba entre los años 1057 y 1063, utilizando para su embellecimiento los mármoles y estatuas del teatro romano adyacente. Los Almorávides irrumpieron en ella en 1092 y los Almohades en 1146. Posteriormente, en 1279, es rendida la ciudad a Muhammad II Ben al-Ahmar y pasa a formar parte del reino Nazarita. El carácter meramente castrense se supera si entendemos que el término alcazaba implica una serie de competencias que van más allá de las puramente militates. Una alcazaba no es equiparable al castillo medieval cristiano, es una fortaleza urbana, un espacio en donde, a parte de realizarse funciones militares, también se efectúan administrativas y en algunos casos, como éste, palaciegas y residenciales, al ser sede del gobierno y de sus jerarquías.

 

Vista de la Alcazaba desde su lado Oeste.

 

La Alcazaba es una edificación nazarí construida sobre la roca y en la que destaca la armoniosa conjunción de las necesidades defensivas y la serena belleza de sus estancias y jardines interiores; como obra militar es la más importante musulmana conservada en España. Es el monumento medieval islámico más importante que ha llegado hasta nosotros. Desde su construcción en el siglo XI, ha marcado el perfil de la ciudad personalizando el enclave a parrir de su comprensión como una unidad urbana que fundamentaba su principal característica en la inexpugnabilidad. Se realizó en dos etapas, durante la primera mitad del siglo Xl bajo la responsabilidad de la dinastía Hammudí, sucesores de los califas de Córdoba y a parrir de la segunda mitad por Badís rey zirí del reino de Granada. En este largo periodo de tres siglos (VIII, IX y X) tenemos escasas noticias sobre el recinto. Las crónicas árabes hacen referencia a un enclave fortificado de cierra entidad desde el periodo califal, situado sobre elementos defensivos que datan de época visigoda. La Alcazaba que conocemos y ha llegado hasta nosotros es, básicamente, una construcción del siglo Xl, pues aunque hasta hoy día haya soportado todo tipo de intervenciones, su estructura perimetral y características externas se han visto inalteradas en estos novecientos años de existencia. La personalidad de la edificación radica en el cúmulo de elementos defensivos que presentan y la jerarquía que ejerce sobre el perfil de la ciudad ya desde la Edad Media y especialmente después de su emblematización, cuando los Reyes Católicos la incluyen en el escudo de la ciudad. Esta es la Alcazaba que llega al siglo XV después de fuertes intervenciones llevadas a cabo durante el periodo almohade y posteriormente el nazarí, sin embargo, como ya hemos hecho referencia, su configuración y personalidad son responsabilidad de las obras efectuadas en ella durante el siglo XI.

 

Vista Este de la Alcazaba

 

Si bien estamos hablando de una construcción de ese siglo tenemos que tener en cuenta que existen dos intervenciones durante el mismo que matizan sus características sustancialmente. La primera sería entre 1026 al 1057 y corresponde al periodo hammudí y la segunda a partir de 1057 cuando se apodera de la ciudad la dinasda de los zirí granadinos. Esta Alcazaba taifa, prototipo de fortaleza con funciones múltiples, fue campo de experimentación para obras posteriores, bien del mismo ámbiro cultural o de otros más tardíos. En principio, y como ya hemos dicho, se considera el recinto con más elementos defensivos de la España musulmana, empleando recursos que significaran las aportaciones de ámbitos culturales posteriores, pero, además, su singularidad radicará también en constituir ese eslabón intermedio entre la arquitectura residencial califal y la nazarí. Su estructura se divide en dos áreas perfectamente delimitadas, la constituida por los palacios y el barrio castrense, que ocupan una superficie de 1735'92 m2 y la especificamente militar de 2313 m2, con 1325'30 metros lineales de murallas. El sistema defensivo consistía en la doble muralla, en las puertas en recodo y en las torres cuadradas que reforzaban los muros. Estos estaban construidos con sillares, de mal aparejo y dispuestos a soga y tizón siguiendo modelos califales, elaborados con materiales de diferentes procedencias, el más usual fue la calcarenita (nummulites), y en muchos casos aprovechados de fábricas de épocas anteriores, bien de restos conservados en el mismo lugar o en zonas limítrofes como pueda ser el saqueo realizado en el teatro romano y de canteras cercánas. Los restos de este material, puestos al descubierto al descarnarse la posterior obra de mampostería, permite precisar que la fabríca taifa diseñó el recinto defensivo tal como ha llegado hasta nosotros salvo puntuales intervenciones almohades y nazarí.

 

 

La zona residencial, esta compuesta por tres palacios que se disponen de sur a norte en sentido longitudinal, el primero es el llamado de los Surtidores, le sigue el de los Naranjos y el tercero el de la Albam. Limitando con ellos se encuentran otras dos zonas habitacionales de menor tamaño y a sus espaldas un área amplia en la que se encuentra un barrio castrense y otras estructuras que no se han podido determinar. A todo ello antecede una zona en terraza con una profunda fosa, que se ha determinado como mazmorra, pero con unos niveles de estructuras imposibles de precisar por lo que se decidió (Guerrero Strachan) ajardinarlos. Esta es la zona que más problemas de definición presenta pues, invadida por construcciones de la Edad Moderna y Contemporánea que conformaban una calle central, llamada calle de los Cuartos de Granada, y casas alineadas a los lienzos de la muralla del recinto alto, ha llegado prácticamente destruida a nuestros días. En principio, y como ya hemos anunciado más arriba, la cimentación en fuertes bloques de piedra calcarenítica y el arranque de los muros en sillares del mismo material, dispuesto a soga y tizón, así como en las esquinas de las paredes, hacen pensar en un proyecto relativamente unitario sin que podamos precisar que se hizo globalmente en la primera mitad del XI o a lo largo del mismo en las dos etapas constructivas existentes.

 

 

A pesar de las dificultades, si parece claro que se definen dos espacios con funciones diferentes, el primero sería el correspondiente al Palacio, cuyo uso podría ser político administrativo y el segundo el compuesto por el resto de las construcciones que tienen un marcado carácter residencial. El Palacio de los Surtidores creemos que estuvo concebido como un espacio de representacion. Su planta es rectangular con una sala cubierta y abierta a dos pórticos mediante alquería de tres vanos en los lados Noroeste y Sureste. La del lado de poniente ha desaparecido pero los restos de cimentación del lateral norte se prolongan hasta ese extremo quedando como testigo del frente oeste un tesoro de cimientos del muro de cerramiento lo que indica la correspondencia de ese frente con el conservado. La sala oriental se estructura con un cuerpo rectangular con apertura por la pared norte, por la que se comunicaría mediante pasillo con la torre lateral que posteriotmente se llamó La Mezquita y que sufrió una remodelación postetior. Torres Balbás supone que la sala limitaría con la muralla fortificada posterior, que el espacio creado hasta el actual limite es obra almohade al igual que la Torre de Maldonado, construido sobre el camino de tonda de la muralla, sin embargo, las impostas sobre las que cargan los arcos de este pórtico posterior son iguales a las de la triple arquería y a las del pórtico con decoración nazarí, por lo que se puede pensar que ambos pertenecen a un mismo diseño y ejecución.

 

Vista Este de la Alcazaba

 

Los laterales de esta sala rectangular se prolongan hacia poniente ya ambos lados hasta la altura del final del pórtico norte que antecede a la sala. En el lado occidental es donde se ubicó el pabellón abierto con arcos polilobulados a modo de mirador. No se tiene referencias arqueológicas de que se le abrieran alcobas en los laterales aunque la distribución en U de roda ese conjunto plantea un esquema similar al de otras construcciones que sí las diseñan. Aunque el pórtico que le antecede conserva decoración de época nazarí, al estar una de las columnas, sin basa, soporrada sobre la cimentacion de un sillar del XI, relata que en origen existió este pórtico que fue reformado posteriormente a la vez que se remodelaba o construía posterior. Aprovechando de ella sus efecros llamativos tanto en el pabellón abierto de arcos cruzados como en el pórtico posterior, edificado sobre una terraza que vuelca hacia el mar todo ese espacio e introduce la panorámica de la naturaleza hacia el interior como un facror mas de enriquecimiento y singularidad del lugar. Por la planta se deduce que estamos ante un espacio que sigue esquemas muy similares a los concebidos con los mismos fines en Madinat al-Zhara, muy cercano al Salón Rico de la ciudad palatina aunque tremendamente simplificado. La triple arquería. de fuerte vinculación califal, actúa como arco de triunfo que semeja hacia lo solemne al espacio interior y e! pórtico que lo antecede, aunque reconstruido en época nazarí, cumple a su vez la misma función. Actualmente este pabellón se ve enriquecido por la ampliación almoohade y la restauración nazarí de la rona posterior, por otra parte indicativo del mantenimiento de ese uso y valor representativo por el que se concibió y remarcó con la adición zirí. Se juega con la integración de! volumen construido en la naturaleza.

 

La Alcazaba

 

Lo limitado de sus dimensiones y e! carácter abierto dominante hace pensar en un lugar en donde se realizan funciones puntuales y no duranre mucho tiempo. Si a ello le unimos la riqueza decorativa y su vinculación estrecha al modelo califal palatino se nos afianza esa hipótesis de que fuera usado como sala de recepción de embajadas diplomáticas. A continuación nos encontramos con la zona residencial: Palacio de los Naranjos, remodelados durante el periodo nazari sigue estructuras espaciales semejantes a la Alhambra de Granada. En la parte superior de! recinto se encuentra el barrio castrense, un baño, uno de los conjuntos más compleros de vivienda doméstica de Al-Ándalus que completan la excepcionalidad de la Alcazaba de Málaga. Para llegar a la parte más elevada, donde habitaban el alcalde o cadí de la ciudad, era necesario atravesar desde el interior de la ciudad tres recintos concéntricos amurallados y alargados y ocho puertas fortificadas, dos de ellas en recodo, que daban seguridad a sus habitantes, tanto a los reyes y gobernadores musulmanes, que habitaron el palacio nazarita, como a los que moraron en el arrabal a intramuros. La presencia de torres albarranas con saeteras y murallas almenadas también aportan importantes elementos defensivos. Desde los balcones del palacio se puede observar una panorámica excepcional de la bahía. Las torres y los muros han sido reconstruidos, antes y después del paso de la ciudad a manos cristianas. En su construcción se emplearon materiales de acarreo y se reutilizaron piezas del anexo teatro romano, como columnas y capiteles. Las construcciones del siglo XI se realizaron de piedra calizanumulítica, de canteras próximas al mar, alternando sillares de canto con otros de frente. Pero esta piedra se descompone muy rápidamente con la humedad, por lo que se tuvieron que efectuar pronto reparaciones. A finales del siglo XIII o primeros del XIV, se reforzaron los muros y torres, adosándoles muros de mampostería al exterior.

 

Zona de ingreso al recinto superior Toda la zona de ingreso sufrió modificaciones recién conquistada la ciudad por los Reyes Católicos. Una vez traspasada la puerta principal y la llamada Puerta de las Columnas, se ha de subir una rampa con peldaños, que termina en el Arco del Cristo. Este arco es un pasadizo en recodo abierto en el interior de una torre, cuya parte superior fue reconstruida. El arco de entrada, rodeado por un alfiz de ladrillos, descansa sobre pilastras y tiene clave de piedra, que estuvo dorada, en la cual se labró en hueco una llave. En la estancia alta había un matacón, como así atestiguan dos mansulas de piedra que sobresalen en el muro. La bóveda del pasadizo es vaida y de ladrillo. En las jambas del arco interior quedan restos de piedra numulótica, de la obra del siglo XI. La puerta fue reconstruida a finales del siglo XIII, como demuestra la llave esculpida en la clave del arco de ingreso. Frente a la puerta de salida del Arco del Cristo aparecieron restos de muros romanos de hormigón revestido de estuco rojizo y pequeñas albercas excavadas en pizarra, destinadas a la preparación del garum (pasta de pescado que elaboraban los romanos). A la izquierda, en una zona llana desde la cual se domina casi toda la ciudad, se instaló después de la conquista la artillería, por lo que se le llamó la Plaza de Armas. Hoy en día hay un jardín con alberca y una pérgola. Seguida a esta plaza está la Torre de la Vela, donde se instaló una campana después de la conquista de la ciudad. El ingreso al último recinto se hace a través de la Puerta de los Arcos y Torre del Tinel. Una vez traspasada la puerta de los Arcos se tuerce a la izquierda para alcanzar la plataforma superior. En las excavaciones de esta parte tan sólo se encontró un silo o mazmorra, donde encerraban durante la noche a las cautivas cristianas que trabajaban de día. Fernando Guerrero Strachan trazó en esta zona una serie de jardincillos en pequeñas terrazas, donde se instalaron una pila de baño romana de mármol, un jabalí labrado en piedra y un enorme pie humano de mármol de época romana también.

 

La Alcazaba se une al Castillo de Gibralfaro por su lado noreste a través de un corredor delimitado por muros que se disponen sinuosamente.

La Alcazaba se une al Castillo de Gibralfaro por su lado noreste a través de un corredor delimitado por muros que se disponen sinuosamente.

 

Los cuartos de Granada En la parte central del recinto superior se encuentran los “Cuartos de Granada”, donde vivían los reyes y gobernadores. La arquitectura aquí es sencilla, de tradición granadina, tratando de conseguir un escenario neutro donde se alternasen zonas de luz y de sombra. En los muros de las salas y habitaciones, reconstruidas, existen pequeñas alacenas para exhibir fragmentos de cerámica musulmana hallados en las excavaciones. El palacio estaba organizado a base de patios rectangulares y crujías en torno. Hay tres patios subsistentes que tuvieron en sus lados pórticos abiertos por tres arcos, mayor el del centro, disposición típica de los patios islámicos andaluces. Del primero de ellos, el más pequeño, sólo está reconstruido el pórtico sur, con tres arcos de herradura, que descansan sobre dos columnas intermedias de mármol. Este pórtico pertenece a la reconstrucción realizada durante los siglos XIII o XIV. A occidente del pórtico, y en comunicación con él, existe un pequeño pabellón también reconstruido, abierto en sus cuatro frentes por arcos lobulados de yeso entrecruzados. El barrio de casas y la Torre del Homenaje En la parte más oriental del último recinto se encontraron las ruinas de un barrio de pequeñas casas formado por tres manzanas entre calles enlosadas. Un pequeño baño y dos viviendas muy pequeñas conformaban la manzana sudoeste y otras dos pequeñas también las de la manzana más oriental. De mayor tamaño eran las tres viviendas encontradas en la manzana sur. La altura máxima de los muros que se han conservado es de un metro. Las puertas de las viviendas estaban compuestas por dos hojas de madera. La distribución de las viviendas estaba muy bien aprovechada: todas con un pequeño patio casi cuadrado, con aceras y crujías alrededor, en torno al cual se distribuían las habitaciones. Algunas de las casas conservan los primeros peldaños de las estrechas escaleras que conducían a la planta superior. El suelo de las habitaciones consistía en una capa de mortero de cal teñida de almagra, aunque algunas conservan losetas de barro y piezas de mármol aprovechadas. En el interior de las casas se encontraron zócalos pintados de rojo, con inscripciones en cúfico y dibujos geométricos de lazo de a ocho.

 

En la parte septentrional del barrio había un baño, en donde el agua subía a través de una noria desde un pozo profundo al que llamaron Airon, en el recinto inferior. El barrio disponía asimismo de un sistema de atarjeas para el alejamiento de las aguas negras, y casi todas las viviendas disponían de letrinas, lo que acredita el alto nivel de civilización que existía. Al final del barrio se encuentra la Torre del Homenaje de planta casi cuadrada, obra del siglo XIV. Se construyó una vivienda en su parte alta, con salas y patio. De la escalera de subida no quedan huellas. Historiadores musulmanes afirman que fue el rey de taifas bereber de Granada, Badis ben Habús, quien ordenó construir la alcazaba entre los años 1057 y 1063, utilizando para su embellecimiento los mármoles y estatuas del teatro romano adyacente. Los Almorávides irrumpieron en ella en 1092 y los Almohades en 1146. Posteriormente, en 1279, es rendida la ciudad a Muhammad II Ben al-Ahmar y pasa a formar parte del reino Nazarita. La Alcazaba participó en la toma de Málaga por Fernando el Católico, quien tras vencer y conquistar al Zagal en Vélez, asedió Málaga que estaba en manos del Zigrí y sus Gomeres. El 19 de agosto de 1487 entran en la ciudad los Reyes Católicos, quienes tomaron posesión de la ciudad, rendida por hambre después del largo asedio. Izaron la cruz y el pendón de Castilla en la Torre del Homenaje. El rey Fernando entregó a Málaga la imagen de la Virgen de la Victoria, talla de origen alemán regalada por el emperador Maximiliano I al monarca español, que desde entonces es la patrona de la ciudad. Posteriormente, todo el recinto vivió un proceso de abandono y saqueo. Los muros exteriores fueron usados para la creación de las casas del barrio de la Coracha. No fue hasta las primeras décadas del siglo XX cuando se empieza a rehabilitar el edificio.

 

 

Bibliografia: Malaga musulmana: sucesos, antigüedades, ciencias y letras malagueñas durante la edad media F. Guillen Robles. Diputación Provincial de Málaga, 1980. ISBN 84-500-3654-2.